Entonces, el mejor ordenamiento de la información comienza desde que se comienza a hacer investigación. Cada uno puede tomar diversidad de recursos para ordenarla de manera física y/o digital, pero siempre hay que asegurarse que no resulten en intrincados códigos imposibles de descifrar para otros, o que solo obedezcan a ciertas intenciones personales que no contribuyen al buen curso de la investigación.
Esos ordenamientos son indispensables para poder generar material disponible para diversos usos: desde compartirlos en redes sociales para asegurar la difusión de la información en tiempo real, hasta como recursos audiovisuales para sostener lo planteado en la investigación, y muy probablemente como base para otros investigadores para ampliar su acervo, mejorar sus investigaciones, o contribuir a lo ya existente. Sin orden en la información, no hay investigación gastronómica eficiente.
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